A Ana de Jesús de un devoto suyo
Fénix diurna quien ardiente llama
De vuestro Amado, allí abrazar os veo
y entre arabias aromas y fabeo
la vida renovaís en eterna fama.
La alada corte vuestro nombre aclama
Y para celebrar vuestro meneo
Con gloria eterna y celestial trofeo
El sacro esposo, por su esposo os llama.
Ya le gozaís en dulce lazo unida
Ya le veís cara a cara fin recelo
En perdurable y mejorada vida.
Y aunque trocaís el suelo
Vuestra suprema caridad no olvida
Las plantas que regasteís para el cielo.