sábado, 13 de noviembre de 2010


PARTE 5
Biografías antiguas y modernas, historias de la orden del Carmen y estudios y ensayos desgajados de ellas o de las declaraciones procesales para la beatificación y canonización de Santa Teresa y San Juan, publicadas sólo parcialmente, pero conservadas en la Biblioteca Nacional de Madrid y en al Archivo Secreto Vaticano, o sea, sin saber todavía lo que su lectura puede depararnos en muchos casos, centran la relación de Juan de la Cruz y Ana de Jesús, total o esporádicamente, pero con machacona insistencia, en tres espacios de encuentro, que son, por otro lado, los que en alguna ocasión, refrendan los escritos de los protagonistas.

El primer puntual, alrdedor de veinticuatro horas, en el carmelo recién creado de Mancera, a mediados de noviembre de 1570; el segundo dilatado, pues comprende los años de 1578 a 1586, en el eje andaluz y crucial de Beas-Granada: el tercero en Madrid, a raíz de la fundación en la corte, en 1586, hasta junio de 1581, fecha del tercer capítulo general de Madrid y del cese de San Juan de todos los cargos en la orden; espacio y tiempo este último problemático, lleno de intermitencias y de ausencias. Y entre los espacios, dos caminos seguramente recorridos en unión: el de Beas-Granada, requeteprobado y realizado en enero de 1582, y el más incierto y más largo, desde Granada para fundar en Madrid, emprendido conjuntamente, al menos desde Malagón, en agosto de 1586.

MANCERA

A mediados de noviembre de 1570, Ana de Jesús, novicia todavía, en compañía de otras dos hermanas: Juana de Jesús y María de San Francisco, pasa por Mancera camino de Salamanca, donde habrá de permanecer por espacio de cinco años. Se trata, como se ha dicho, del primer encuentro entre San Juan y Ana y que éste describirá con detalle en 1597 en su declaración para la canonización de Santa Teresa, con miras puestas, lógicamente, en resaltar el magisterio de la fundadora sobre el segundo descalzo de la reforma:

(...) porque el mismo año que recibí el hábito ern Ávila, antes que profesase, me trajo nuestra Madre a las fundaciones de esta nuestra casa de Salamanca, y en Mancera, que está en el camino, estuvimos las que veníamos en el convento de los frailes descalzos, y nos mostraron y dijeron lo que nuestra madre Teresa de Jesús y su compañera Antonia del Espíritu Santo les había trazado y enseñado a componer en la fundación de aquel convento, en el cual estaban entonces los primeros descalzos que había habido, que era por prior el padre fray Antonio de Jesús, y por subprior el padre fray Juan de la Cruz, los cuales habían recibido todo el orden y modo de proceder que tenían de nuestra Santa Madre, y ella nos contaba con gran gusto las menudencias que ellos le preguntaban, y del aire que cinco años, poco menos, después que hizo la primera casa de monjas se los había Dios traído estos padres, y ellos en particular me dijeron a mí misma muchas cosas de las que en esto pasaban (I, 463-464)



...5/continúa.