martes, 31 de mayo de 2011


No fue Ana de Jesús escritora de grandísima vocación en un mundo, el teresiano, familiarizado con la literatura y en un círculo formado por eminentes escritores: santa Teresa, san Juan de la Cruz, Jerónimo Gracián, María de san José... y al que, por derecho propio ella perteneció.

Es fama que, cuando le pedían que escribiese, solía responder, saliendo al paso con humor: "Escrita me vea yo en el libro de la vida que otros escritos no los apetezco" (Manrique 1632: lib. V, 356)

lunes, 16 de mayo de 2011

(parte 18)

Estando en Segovia el padre fray Juan de la Cruz, tuvo aviso de este desconcierto de las monjas, y, aunque supo cuán pocas eran las autoras de ello, con todo eso le dio notable pena. porque como daño de hermanas nuestras, que tantas veces le había encomendado nuestra madrea Santa Teresa, le parecía que más que a otro le tocaba su reparo, y as+i en la oración pedía con gran eficaci a Dios lo remediase, y según después se conoció de sus palabras, fue certificado en ellas, que aunque el demonio había pretendido destruir la perfección de las religiosas por aquel camino, que no prevalecía contra ellas, porque las amparaba su divina providencia. (111,13,802)
Pese a que por su obra pasó, antes de ser publicada, la censura de los descalzos, seguramente temeroso de que los hechos narradas sobre Doria y su gobierno, fuesen distintos y contradictorios con respecto a lo que la historiografía oficial jabía relatado y sobre todo allado, sóloÁngel Maríquez, biógrafo de la Venerable, protegido de la infanta Isabel Clara, Eugenia, y, al cabo, general de otra orden, la de San Bernado, se atrevió a contar las historia de estos años, frente a la perspectiva, siempre relativa, de su biografiada y desde la posición espiritual y jurídica que ella quiso mantener en el Carmen. Lo asesoró y encauzó, y hasta yo diría que vigiló, para que así fuera, Beatríz de la Concepción (Zúñiga), compañera de Ana durante más de veinticinco años.
 
Pero a la hora de abordar vivencias, proyectos o acciones conjuntas de los antiguos priores de Granada, tantas veces unidos por su pluma en etapas anteriores de su existencia, y pese a contar con los muchos y vivos recuerdos de la mentada madre Beatríz, el biógrafo se circunscribe al relato de lo que, en principio, fue solo deseo de Ana, cuando en agosto de 1590, llega el breve de Sixto V: tener a Juan de la Cruz de comisario para las monjas:

viernes, 13 de mayo de 2011


En Camino de perfección con Santa Teresa

Ana tiene 24 años. Es el 31 de Julio de 1570. Santa Teresa está en la fundación de Toledo, por lo tanto es recibida en el convento de San José de Ávila por la Madre María de San Jerónimo. Viste el hábito al día siguiente 1 de agosto y toma el nombre de “Ana de Jesús”[2].
Ya nunca más será “Doña”, esto en nuestra época puede parecer una tontería, pero hay que tener en cuenta que entonces muchos se arruinaban para poder “comprar” el mínimo título que le avalase como “cristiano viejo”. Ella quería ser “Ana de San Pedro” pero fue la misma Santa Teresa la que dio orden desde Toledo del nombre con el que será conocida internacionalmente esta intrépida carmelita. Nada más llegar, Ana sorprende a las monjas por su observancia, docilidad, sencillez y rendida obediencia, manifestando un cariño especial por las enfermas. Poco después regresa la Santa y se conocen personalmente.

sábado, 7 de mayo de 2011


Desde primera hora, Santa Teresa se da cuenta de los dones que posee Ana, convivió con ella los primeros años de su formación carmelitana y hace su Profesión Religiosa el 22 de Octubre de 1571. Muy pronto le encomendará cargos de mucha responsabilidad.

martes, 3 de mayo de 2011

(parte 17)

Sabemos, además, siempre por la declaración de la citada monja del madrileño convento de Santa Ana, en el mismo proceso de beatificación y canonización de Juan de la Cruz y, naturalmente, dentro de los límites de fiabilidad de las declaraciones, que el futuro santo se despidió de las descalzas de Madrid antes de partir hacia La Peñuela en su último y definitivo retorno a Andalucía, como simple fraile, despojado de todos sus cargos y fugaces honores.
Al fin, se había opuesto a los designios de Doria, y en esta oposición, se unía de nuevo a Ana de Jesús, la priora del breve Salvatoris solicitado a Sixto V un año antes, seguramente ya presa en la cárcel conventual antes de que Juan dejara Madrid. De ahí, precisamente, que no esté claro que en esta última visita al carmelo de Santa Ana, hay podido despedirse de ella, ni que su amistad en estos últimos años, a pesar de las declaraciones aducidas, formuladas todas muy a posteriori con fines santificantes, hayan sido óptimas.
No pidamos a la historiografía antigua la aclaración de los hechos, ni noticias desveladoras en este sentido, ni en otros concernientes a la postura y actitud de Ana de Jesús en los años de la consulta. Obra de seguidores de Doria, los primeros biógrafos de Juan o historiadores del Carmen, los mentados José de Jesús María, Jerónimo de San José o Francisco de Santa María, prefieren presentar al primer general de la descalcez "como intérprete fiel del pensamiento teresiano" y a Juan de la Cruz como seguidor suyo.
A la priora de Madrid e impulsadora de la "rebelión de las monjas" optan por silenciarla. Y el breve, consecuencia de la rebelión, pasa a ser "obra del demonio". La historiografía antigua, incluso la ecuánime Vida, virtudes y milagros del santo padre Fray Juan de la Cruz de fray Alonso de la Madre de Dios, vela, pues, si la hubo, la relación personal entre Juan y Ana en este periodo y, en general -muy particularmente es el caso de José de Jesús María- construye el modelo doriano de santidad de Juan de la Cruz, ante tantas tribulaciones, en actitud orante: relación única con las prioras rebeldes, que no se nombran, pero entre las que está Ana:

domingo, 1 de mayo de 2011

Santa Teresa le llamaba “la capitana de las Prioras”.
No pudiendo sufrir tendencias que se apartaban del espíritu teresiano se marchó desde Francia a Bélgica. Trabajó para publicar en flamenco y latín las Obras de Santa Teresa de Jesús y gracias a ella los frailes ocd, entraron en Bélgica.