lunes, 31 de mayo de 2010

SOR ANA DE JESUS


Acompañó a la Madre Teresa de Jesús y a San Juan de la Cruz en las fundaciones de los conventos

Medina del Campo, 1545-?, 1621) Religiosa y escritora española. Novicia carmelita en Plasencia a sus quince años, pronto se convirtió en la discípula predilecta de santa Teresa de Jesús. Incorporada de forma definitiva a la orden (1571), Ana fue la heredera de las relaciones entre santa Teresa y san Juan de la Cruz a la muerte de la fundadora. Intervino en la fundación de los conventos de Granada, Madrid, Segovia y Málaga, y abandonó la Península en 1603 para proseguir su labor fundacional en París, Lovaina, Mons, Amberes y Bruselas. Entre sus escritos cabe mencionar una copiosa colección de cartas y el documento Declaración de la madre Ana de Jesús en las informaciones de Salamanca sobre la vida de santa Teresa de Jesús.

jueves, 27 de mayo de 2010

En busca de su vocación Ana acudía a la Virgen del Puerto. Tomó el hábito de Carmelita descalza en Ávila y profesó en San José de Salamanca a 22 de octubre de mil quinientos setenta y uno, traída allí por Santa Teresa.

miércoles, 19 de mayo de 2010


Así le describe Ángel Manrique en su libro: La venerable Ana de Jesús, discípula y compañera de la S. M. Teresa de Jesús y principal aumento de su orden. Fundadora en Francia y Flandes (Bruselas 1632): “Era Ana de Jesús cuando tomó hábito de 24 años, ocho meses y seis días. Más alta que abultada: talle airoso, bastante, a desmentir con el brío natural los cilicios y rallos que traía. El rostro algo aguileño, hermoso y grave, blanco a prueba de no haber cuidado, ojos rasgados y labios algo gruesos; manos grandes y despreciadoras del trabajo que a ninguno perdonaba... tal era la figura de su cuerpo; la de su alma no es fácil delinearla.

miércoles, 5 de mayo de 2010

...Ana ha vuelto a hacer amigos con personas sabias y santas, pero inevitablemente tiene que acordarse de aquellos que han muerto o sufrido la expulsión por haber intentado mantener las Constituciones de Santa Teresa. Los superiores (a pesar del enfado porque ella volviese a ser priora) ya estaban tranquilos, pues Ana había obedecido dócilmente las órdenes dictadas y parecía que ya sola y lejos de Madrid no daría más problemas. Sin embargo ocurre algo que cambia el curso de la historia de la Orden y de su propia historia de salvación. Imponen a sus superiores que ella sea priora y fundadora en Francia. Ana lo había deseado y hasta solicitado[65]. Quizás nunca se lo hubiesen concedido si no les obliga el Nuncio.

fuente: Ana de Jesús, profeta de ayer y hoy