miércoles, 11 de noviembre de 2009

Carta de Santa Teresa a Ana de Jesús


Ana de Jesús recibe, en carta de 30 de mayo de 1582, palabras fuertes de Teresa, que quiere a sus descalzas libres, sencillas y sin pretensiones de un poder puesto al servicio de intereses propios:

"Yo lo he encomendado a nuestro Señor estos días (que no quise responder de presto a las cartas), y hallo que en esto se servirá Su Majestad, y mientras más lo sintieren, más; porque va muy fuera del espíritu de descalzas ningún género de asimiento, aunque sea con superiora, ni medrarán en espíritu jamás. Libres quiere Dios a sus esposas, asidas a sólo El, y no quiero que comience esa casa a ir como ha sido en Beas; que nunca me olvido de una carta que me escribieron de allí, cuando vuestra reverencia dejó el oficio, que no la escribiera una monja calzada…


… ¿Qué cosa es, madre mía, que se mire en si la pone el padre provincial presidente, o priora, o Ana de Jesús? Bien se entiende que, si no estuviera por mayor, no tenía para qué la nombrar más que a las demás, porque también han sido prioras. A él le han dado tan poca cuenta que ni sepa si eligieron o si no. Por cierto que me he afrentado que a cabo de rato miren ahora las descalzas en esas bajezas, y, ya que miren, lo pongan en plática, y la Madre María de Cristo haga tanto caso de ello; o con la pena se han tornado bobas, o pone el demonio infernales principios en esta Orden. Y tras esto loa a vuestra reverencia de muy valerosa, como si eso le quitara el valor. Désele Dios de muy humildes y obedientes y rendidas a mis descalzas, que todos esotros valores son principios de hartas imperfecciones sin estas virtudes.
fuente: