martes, 3 de mayo de 2011

(parte 17)

Sabemos, además, siempre por la declaración de la citada monja del madrileño convento de Santa Ana, en el mismo proceso de beatificación y canonización de Juan de la Cruz y, naturalmente, dentro de los límites de fiabilidad de las declaraciones, que el futuro santo se despidió de las descalzas de Madrid antes de partir hacia La Peñuela en su último y definitivo retorno a Andalucía, como simple fraile, despojado de todos sus cargos y fugaces honores.
Al fin, se había opuesto a los designios de Doria, y en esta oposición, se unía de nuevo a Ana de Jesús, la priora del breve Salvatoris solicitado a Sixto V un año antes, seguramente ya presa en la cárcel conventual antes de que Juan dejara Madrid. De ahí, precisamente, que no esté claro que en esta última visita al carmelo de Santa Ana, hay podido despedirse de ella, ni que su amistad en estos últimos años, a pesar de las declaraciones aducidas, formuladas todas muy a posteriori con fines santificantes, hayan sido óptimas.
No pidamos a la historiografía antigua la aclaración de los hechos, ni noticias desveladoras en este sentido, ni en otros concernientes a la postura y actitud de Ana de Jesús en los años de la consulta. Obra de seguidores de Doria, los primeros biógrafos de Juan o historiadores del Carmen, los mentados José de Jesús María, Jerónimo de San José o Francisco de Santa María, prefieren presentar al primer general de la descalcez "como intérprete fiel del pensamiento teresiano" y a Juan de la Cruz como seguidor suyo.
A la priora de Madrid e impulsadora de la "rebelión de las monjas" optan por silenciarla. Y el breve, consecuencia de la rebelión, pasa a ser "obra del demonio". La historiografía antigua, incluso la ecuánime Vida, virtudes y milagros del santo padre Fray Juan de la Cruz de fray Alonso de la Madre de Dios, vela, pues, si la hubo, la relación personal entre Juan y Ana en este periodo y, en general -muy particularmente es el caso de José de Jesús María- construye el modelo doriano de santidad de Juan de la Cruz, ante tantas tribulaciones, en actitud orante: relación única con las prioras rebeldes, que no se nombran, pero entre las que está Ana: