jueves, 30 de junio de 2011


En la Pascua de 1571 en la recreación canta la joven Isabel de Jesús (Jimena) el famoso “Véante mis ojos/dulce Jesús bueno...” y ocurre uno de los más célebres éxtasis de Santa Teresa[10]. Es Ana de Jesús quien la cuida.

Cuando la Santa parte a Medina a arreglar unos asuntos deja por encargada de las novicias a la connovicia Ana de Jesús y recomienda a la priora (Ana de la Encarnación) consulte con ella los negocios del convento.

Ciertamente Santa Teresa debió percibir la valía de esta mujer para encomendarle algo tan importante como la formación de las nuevas vocaciones cuando la misma Ana todavía no había realizado su profesión, y esto también nos sitúa en hasta qué punto Ana había interiorizado y asimilado el estilo teresiano.