No fue Ana de Jesús escritora de grandísima vocación en un mundo, el teresiano, familiarizado con la literatura y en un círculo formado por eminentes escritores: santa Teresa, san Juan de la Cruz, Jerónimo Gracián, María de san José... y al que, por derecho propio ella perteneció.
Es fama que, cuando le pedían que escribiese, solía responder, saliendo al paso con humor: "Escrita me vea yo en el libro de la vida que otros escritos no los apetezco" (Manrique 1632: lib. V, 356)
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