...Ana ha vuelto a hacer amigos con personas sabias y santas, pero inevitablemente tiene que acordarse de aquellos que han muerto o sufrido la expulsión por haber intentado mantener las Constituciones de Santa Teresa. Los superiores (a pesar del enfado porque ella volviese a ser priora) ya estaban tranquilos, pues Ana había obedecido dócilmente las órdenes dictadas y parecía que ya sola y lejos de Madrid no daría más problemas. Sin embargo ocurre algo que cambia el curso de la historia de la Orden y de su propia historia de salvación. Imponen a sus superiores que ella sea priora y fundadora en Francia. Ana lo había deseado y hasta solicitado[65]. Quizás nunca se lo hubiesen concedido si no les obliga el Nuncio.
fuente: Ana de Jesús, profeta de ayer y hoy