sábado, 9 de abril de 2011



NUEVOS TIEMPOS RECIOS


(parte 15)


Pese a las rias experiencias personales y comunitarias conseguidas en los años vividos en tierras andaluzas, no siempre, ni mucho menos, sentidos como destierro, Juan y Ana -y he aquí otro punto de referencia que los une- no lograron vencer la nostalgia de su tierra de origen: desearon volver a Castilla y son varias las veces que podemos documentar lo que parece fue para ambos deseo intermitente. Ana de Jesús lo manifestará así a Santa Teresa, inmediatamente después de finalizar sus tres primeros años como priora de Beas. Juan hará lo propio, alternando su misión escencial de contemplativo-poeta y confesor de monjas -lectoras y copistas- entusiastas con otras crecientes actividades: el mencionado rectorado del colegio universitario de Baeza en 1579, sus primeros viajes a Castilla, cinco años despu{es de la escapada toledana, con asistencia al cap{itulo de Alcalá de 1583; la visita a Santa Teresa en Ávila para preparar la fundación de Granada -última entrevista de "los santos del Carmelo" y tan ambigua como decepcionante para poder sostener con un mínimo de certeza la creencia oficial y popular de una gran amistad mutua- el capítulo de Almodóvar en 1583; la fundación de Málaga y Córdoba, en 1585 yy 1586 respectivamente, o la asistencia al capítulo de Lisboa y su continuación en Pastrana en 1585, en el que, desplazando a Gracián, se proclama a Nicolás de Jesús Maria (Doria) segundo provincial de Descalcez.


La ascensión de Doria supuso el comienzo de una reorganización de la orden que, en un primer momento, elevó a Juan de la Cruz a un protagonismo que anteriormente nunca había tenido en el gobierno del Carmen, que se inicia en 1587 con el nombramiento en el capítulo de Valladolid como definidor y vicario de Andalucía y culmina en 1588 con su elección de primer definidor general, tercer consejero de la Consulta y superior de la casa generalicia de Segovia.


A decir verdad, también con la subida de Doria cobró Ana de Jesús una clara relevancia, pues fue el nuevo provincial quien la designó para fundadora y priora del primer carmelo de monjas descalzas de Madrid, tan largamente deseado por Santa Teresa. Volvió a Castilla, al más privilegiado lugar de influencias. Pero el camino desde Granada lo hizo, como ya indicamos, al menos en un buen trecho, con fray Juan de la Cruz, el amigo íntimo de Andalucía, la tierra que ella dejaba ya para siempre.

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